Ecuador: historia de la democracia rota
Un funcionario del Consejo de Participación Ciudadana explicó con detalles como Guillermo Lasso y el partido Creo intervinieron para romper la democracia y el Estado de derecho.
Desde hace algún tiempo, en Ecuador se dejó de hacer política bajo los mínimos de la democracia. Guillermo Lasso impuso el desorden que caracteriza al neoliberalismo, y lo que quedaba de institucionalidad, se fue por un caño con el nuevo presidente del Consejo de Participación, que se auto juramentó al más puro estilo del venezolano Juan Guaidó.
Ya Lenin Moreno hizo su parte cuando reformó el Consejo de Participación Ciudadana, para instalar al famoso Trujillato, que nombró a la Fiscal Diana Salazar, operadora del juicio político contra Rafael Correa, y Jorge Glas.
Guillermo Lasso aprovecha la democracia rota para buscar la designación de un nuevo Contralor, y de otras autoridades que le sirvan como el Contralor Riofrío, que le libró de pagar por su violación al pacto ético, registrada en los Pandora Papers.
Además, Lasso va por dos cosas nuevas, una ley que cambia el uso progresivo de la fuerza por la violencia de Estado, y una ley en materia económica que seguro, no será para beneficio de la mayoría.
El capítulo Juan Guaidó II
Un golpe institucional se consumó. Hernán Ulloa es el nuevo presidente del Consejo de Participación Ciudadana por voluntad de 4 de los miembros, después de sacar del cargo a Sofía Almeida, violando todos los procedimientos legales.
El periodista Francisco Herrera Arauz, señala que Guillermo Lasso intervino directamente en este golpe institucional contra la democracia ecuatoriana.
“Ocurre que en esto está metido hasta el fondo el gobierno del presidente Guillermo Lasso Mendoza. Este hecho fue lamentablemente estructurado, planificado desde el gobierno de Guillermo Lasso con la participación de ministros de Estado, secretarios y hasta los propios consejeros y demás entidades del caso”. Comenta en su análisis el periodista Herrera Arauz.
Corrupción “dura y pura”
Un exmilitante del partido Creo, Henry Alejandro Gallo, informó en una entrevista al programa “factores de poder” que el propio presidente Lasso sabía lo que sucedía en el Consejo de Planificación, y fue una operación política coordinada por la Ministra de gobierno Alexandra Vela, y donde participó el propio Alejandro Gallo.
El periodista Francisco Herrera Arauz afirma que se trata de “corrupción, dura y pura”, develada en la entrevista a Alejandro Gallo, que el comunicador retransmite en su canal, Ecuador Inmediato.
En la destitución de Sofía Almeida y la ruptura del hilo democrático, participaron funcionarios jurídicos del Consejo de Planificación y operadores políticos del partido Creo incluyendo al propio padre de Sofía Almeida.
La intención era poder intervenir la selección del nuevo Contralor General y miembros del Consejo Nacional Electoral. Y las conversaciones incluyen a asesores de la presidencia de la República como Aparicio Caicedo y Fabián Pozo.
Confesión de parte
El testimonio de Alejandro Gallo no deja dudas. La historia comienza en el Palacio de Carondelet, donde se conversó como manipular los concursos para nombrar al Contralor General y a los vocales del Consejo Nacional Electoral.
“Decidimos llevar a cabo un trabajo en conjunto para la designación de autoridades que tiene que realizar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, entre ellas la que más interés tenía obviamente era la Contraloría General del Estado y el Consejo Nacional Electoral”. Relata Gallo.
De hecho, el asesor de Guillermo Lasso, Aparicio Caicedo, contrató a una persona exclusivamente para esta operación, se trata de la asesora Karen Sichel.
Explica Gallo “Sichel era una persona que conocía mucho la institución por dentro, ya que fue asesora del exconsejero Pablo Dávila, quien formaba parte del consejo transitorio cuando presidía Trujillo”.
Según el testimonio, las reuniones siempre se dieron en el Palacio de Carondelet, en la sede de la secretaria de gobierno.
La democracia rota
No solo se trata de la manipulación de la institucionalidad, de barrer con cualquier garantía de transparencia, algo que los ecuatorianos pedían después de la corrupción que le fue imputada al Correísmo.
El gobierno de Lasso tomó a la fuerza el Consejo de Participación Ciudadana, al ver que no podía controlar el nombramiento de las autoridades a través de Sofía Almeida.
La historia de la democracia rota en el Ecuador continúa, probablemente, lo peor, está por verse.
