De Puerto a Puerto, el rock viajó desde Estados Unidos hacia Inglaterra, y posteriormente, empujado por la intensa fiebre del “oro negro”, atravesó nuevamente el océano, para desde Maracaibo, hacer su entrada triunfal en la ciudad puerto más grande de Venezuela.
“El Rock es de origen absolutamente africano” cuenta Paul Gillman, máximo exponente del metal en Venezuela. Cuando se refiere a los inicios del rock en Estados Unidos afirma que fue el canto a Dios (Godspell) ofrecido por los esclavos afroamericanos, es el punto de partida para el surgimiento del jazz, el blues y el rock’n roll.
Estos géneros afroamericanos fueron la materia prima que los hijos de los marineros de Liverpool, en Inglaterra, convirtieron en la versión estridente y pesada de la melancolía esclava cuyo sonido serviría para dar década tras década, un potente mensaje de rechazo al sistema dominante.
Los Impala así como otras bandas en el occidente venezolano, comenzaron la senda del Rock en Venezuela, abriéndole paso luego al metal con la fuerza de Power Age y otras bandas de la escena musical donde la juventud ha tenido su espacio para confrontar la manipulación del mainstream y donde el lenguaje directo contra la represión militar, policial, así como la degeneración política y social tenían su protagonismo provocando al mismo tiempo, una virulenta reacción tanto de la industria musical dominante, como de los gobiernos y autoridades de turno.
El Festival de las flores contra la guerra
Bajo la influencia del gran concierto de Woodstock de 1969, las bandas de rock de Venezuela se congregaron el 13 de junio de 1970 en un importante parque de la ciudad de Caracas para celebrar el “Festival de las Flores”, primer concierto multitudinario en contra de la guerra donde el único requisito para ingresar, era llevar una flor como gesto simbólico antibelicista.
Relata Ennio Di Marcantonio, conductor del Programa Radial “La Descarga”, que en esa oportunidad se reunieron bandas como “Sky’s White Meditation”. “Cuando estaba tocando Sky Way of Meditation que era la última banda, la Guardia Nacional irrumpió golpeo a todo el mundo”. Era la época del gobierno socialcristiano de Rafael Caldera, donde el rock era condenado por su contradecir las reglas conservadoras de ese régimen.
Fueron los miembros de esa banda saboteada por la represión, Victor “Kasino” González, Jairo Zuleta y Gustavo Corma, quienes a partir de entonces fueron considerados como los padres del metal en Venezuela, afirma Ennio como conductor del primer programa de radio del metal en este país suramericano.
En reconocimiento a este movimiento pionero del rock y el metal, se celebra cada 13 de junio el día del rock nacional en Venezuela.
“Rock que no es revolucionario es pop”
Paul Gillman, se atreve a sentenciar que el rock y el metal se caracterizan principalmente por “la rebeldía, la inteligencia de las letras, la búsqueda de soluciones así sea utópicas”. Es cierto que existe una propuesta musical que puede tratarse de un “pop” más distorsionado, una especie de pseudo rock o pseudo metal que no transgrede ni cuestiona nada. “No hay nada más triste que eso, no tener ninguna responsabilidad social con el país ni con la humanidad”.
“El Rock también tiene un mensaje constructivo, donde se habla de una sociedad que tiene que replantearse”, cuenta Eiret Valentina, manager de algunas bandas de rock nacional, y afirma con entusiasmo que bandas como las que ella representa como es el caso de “Los Record” grabaron en este año 2020 un sencillo cuya letra denuncia la guerra por el petróleo que afecta a Venezuela y al mundo entero.
En Venezuela, durante toda su historia el rock ha tenido doble propósito, pero siempre, en las etapas sociales y políticas más complejas, el rock y el metal han dado un paso al frente para denunciar las desigualdades sociales, para protestar contra la represión militar y policial, contra toda forma de violencia y también, ha dado espacio para el rescate de cuentos y mitos ancestrales que yacen escondidos en lo profundo de la tradición venezolana.
“El metal en Venezuela es eminentemente político”, advierte Ennio Di Marcantonio, las agrupaciones como Arkangel, La Misma Lluvia, podían tener canciones que hablaban del amor, pero al mismo tiempo tocaban temas sensibles del acontecer político. En el caso de bandas como “Tempano”, que interpretaba canciones románticas, podía rozar la preocupación del pueblo con canciones como “El Esequibo”.
“Cuando las grandes disqueras comerciales quisieron obligar a Paul Gillman, a grabar un disco de rock dedicado solo a entretener, se encontró con un terrible fracaso a diferencia de discos como “El Guerrero”, que llegó a vender 18 mil copias lo cual significaba un éxito gigantesco en la historia discográfica venezolana”, relata Ennio.
El epicentro del Rock en Venezuela
Aun cuando el surgimiento del Rock nacional se ubica en el estado Zulia, gracias a la fuerte influencia norteamericana sobrevenida con la explotación petrolera, fue Valencia, una ciudad industrial del centro del país, la que se acreditó el lugar como capital del rock, siendo un epicentro para el movimiento del metal.
“La misma gente” y “Power Age”, fueron los encargados de remover los cimientos de la escena musical venezolana para encender la llama del movimiento del Rock Nacional y con ello abrir la puerta al rock duro y el metal a principio de los años 80.
Disfrazados de Kiss en un carnaval, “Power Age” (que luego se convirtió en el grupo Arkangel), irrumpió en la escena musical haciéndose la promesa de que, en el futuro, sería una banda nacional tan o más potente que Kiss, la que desataría la euforia que en aquel momento provocaba la famosa agrupación norteamericana.
“En 1979 comenzamos a crear un movimiento muy fuerte en Valencia (Carabobo-Venezuela) lo que generó un titular en el diario “El Nacional” en el cual se dijo no es Londres ni Nueva York es Valencia la capital del rock”, narra Paul Gillman, líder de Power Age, Arkangel, y hoy día de la banda Gillman conocida mundialmente tanto por su música como por la organización de conciertos como el Gillman Fest.
Estructura, Arkangel, y Resistencia fueron algunas de las primeras agrupaciones que grabaron discos de metal en el país, en el idioma castellano con altos niveles en la ejecución y composición de música y letra, la intensidad de este movimiento de rock venezolano fue de tal magnitud que a finales de la década de los 80’s, el gobierno socialdemócrata de la época decidió prohibir, siendo el rock condenado por contradecir las reglas de ese régimen.
La industria cultural venezolana resolvió el vacío dejado por el movimiento de rock nacional que había sido censurado por el poder, impulsando una oleada que colocó en el maisntream a bandas de ska, y rock nihilista como Sentimiento Muerto, Zapato 3 y Desorden Público, cuya banalidad marcó a toda una generación de jóvenes en la década de los 90.