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No voté por Correa, ni por Moreno, tampoco votaré por Andrés

Entre octubre y noviembre de 2006, la propuesta fue: “Revolución Ciudadana”, y por ese proyecto político voté, y votaré.

Entre octubre y noviembre de 2006, la propuesta fue: “Revolución Ciudadana”, y por ese proyecto político voté, y así millones de ecuatorianos, creo que cerca de 4 millones. Hubo un líder indiscutible, Rafael Correa, pero mi voto no fue por él, fue por mejores días, fue por obras, por seguridad, por salud, por educación, por servicios públicos de calidad, por empresas públicas rentables, por una economía sana y en crecimiento.

Pero sobre todo por la dignidad de la gente y eso conseguimos durante diez años de arduo trabajo de un gobierno entregado al pueblo y no a las élites, mi voto y el de millones de ecuatorianos, esta vez tuvo valor y no solo la obligación. Ecuador, “el jaguar de América del Sur”; “El Sueño Ecuatoriano”.

Ahora el pueblo tuvo derechos, educación, salud, vivienda, dignidad, servicios y un largo etc. como nunca antes había tenido.

En el 2017, volví a votar junto con más de cinco millones de ecuatorianos por la “Revolución Ciudadana”. No voté por Boltaire Moreno, que no tenía carisma de líder, pero que se cobijó a la sombra del verdadero líder Rafael Correa, traicionó el proyecto político que lo llevó a ganar las elecciones.

Se vendió a la banca esquilmadora, a la prensa manipuladora, a los empresarios explotadores, hambrientos y hambreadores, y junto a ellos gobernó haciéndole el juego al perdedor Lasso, entregando el país al manejo de las élites, y sometiéndolo nuevamente al control del FMI.

Terminando así los planes de educación, salud, vivienda, educación y sobre todo aniquilando a los trabajadores públicos y privados, no traicionó solo al pueblo que confió en que continuaría el desarrollo del proyecto político, traicionó a América Latina, a la UNASUR, a la Patria Grande, vendiéndose a los oscuros y protervos intereses de un élite decadente, que apenas fundamenta su acervo en riquezas que se desvanecen y que acumulan sin sentido alguno.

Entonces, ahora en el 2021 no votaré por Andrés Aráuz, votaré nuevamente por el proyecto político de la reivindicación del estado, de la patria y de la ciudadanía, por la “Revolución Ciudadana” ciertamente que ahora la lidera este joven carismático e inteligente, fruto de la excelencia académica y de su experiencia a costo de sacrificio personal al servicio ciudadano desde la función pública.

Quien viene con la promesa de terminar con la infame y lujuriosa traición de la que hemos sido víctimas, y de restaurar la Patria con el modelo que se implantó desde el 2007 y que los que han manejado a moreno los últimos 4 años han querido desmontar y casi lo han logrado.

La tarea es ardua, difícil, casi titánica, pero el pueblo respaldará la labor de su presidente que viene a exterminar la plaga neoliberal de la derecha y a ordenar el estado y el servicio público, al fin volverá a brillar la justicia y el derecho, no más odio, no más revancha, pero sí habrá memoria, para que no se vuelva a cometer las atrocidades que se han cometido contra el pueblo, la fe pública, la justicia y la institucionalidad, pero sobre todo contra los derechos de los ciudadanos.

El otro candidato, el bachiller, el que como hoja de vida presenta el éxito alcanzado a través de manejar un banco cuyas acciones le llegaron de mano de su cuñado, y que hizo crecer gracias a ciertos manejos poco ortodoxos, poco éticos y poco lícitos como comprar papeles “castigados” por el 20 o 30% por ciento de su valor nominal y venderlos luego al estado al 100%.

Sí, ese que hoy se declara amigo del colectivo LGTBi, de los indígenas, de los trabajadores, de los activistas “verdes” a quienes otrora denostaba, denigraba y ese ridículo que hoy viste de rosa y zapatos rojos y aparece en Tik Tok como un caprichoso y decadente espectro que representa la mentira, la falsedad, y la ambición, a quien no le importa impostarse a sí mismo con tal de ganar un voto.

No le servirán ni su campaña sucia, ni su dinero ganado en el feriado bancario, o explotando trabajadores, esquilmando deudores, evadiendo impuestos y comprando “autoridades”.

La Presidencia no está en venta, hoy la presidencia está en manos del pueblo y el pueblo ya eligió a quien se la dará: a la Revolución Ciudadana, ¡Andrés es!

Yo no votaré por Andrés…

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