Perú: puntos de partida para el gobierno de Pedro Castillo
Pedro Castillo ha sido electo como nuevo presidente del Perú pero aún no es proclamado.
Pese a los obstáculos promovidos por Keiko Fujimori y la alianza de partidos que la acompañan contra Pedro Castillo, incluyendo una tensa crispación social provocada por el retraso artificial de la proclamación del presidente legalmente reconocido por el poder electoral, y amenazas de golpe de estado, la izquierda peruana ha logrado establecer las coordenadas del nuevo punto de partida para la política de ese país.
Entre otras, la necesidad de organización, de movilización, y de unión programática marcan la agenda. El campo progresista peruano que se aglutina en los gremios, sindicatos y movimientos sociales ha expresado que debe trascender la unidad electoral para poder concretar el proyecto político de profunda transformación social presentado en las urnas.
Sin dejar de confrontar la amenaza antidemocrática de los sectores con mayor poder económico, Pedro Castillo y la izquierda peruana tienen por delante el reto de mantener la estabilidad política sin ceder a las presiones empresariales, y mediáticas, de los sectores más conservadores de la sociedad, por el compromiso democrático adquirido en las urnas con la mayoría social peruana.
Crispación política
El clasismo, el fascismo y el racismo son características de los sectores conservadores en el Perú. Estos rasgos sociales que Perú mantiene desde la época de la colonia, se acentuaron con la instalación de una burguesía local, que en muchos casos pudo ser más racista y conservadora que sus antecesores españoles.
Al respecto, José Carlos Mariátegui afirmaba que “la feudalidad criolla se ha comportado mas ávida y más duramente que la feudalidad española”. El sector indígena fue desde ese entonces excluido y despreciado en formas que llegaron a ser sumamente violentas.
“Todas las revueltas, todas las tempestades del indio han sido ahogadas con sangre”, describe Mariátegui en sus siete ensayos sobre la realidad peruana.
“En verdad la derecha en el Perú siempre ha sido agresiva, violenta, discriminatoria y fascista. Indudablemente el paso de Castillo en representación del extracto popular hace que haya por primera vez una situación de conflicto clasista”, opina César Robles, periodista y politólogo peruano.
La llegada de Pedro Castillo al poder, y todo lo que él representa abre una etapa de polarización sin precedentes, que la izquierda peruana deberá manejar junto a las particularidades sociales el Perú.
Robles afirma que “por primera vez en la historia republicana, los sectores pudientes ven con mucha preocupación y desconfianza que sectores de la plebe, campesinos, ronderos, obreros puedan llegar a la máxima instancia del gobierno. Lo ven con terror”.
Unidad de la izquierda
Para la segunda vuelta presidencial en Perú la izquierda cerro filas a favor de Castillo. En este escenario, Verónika Mendoza y Juntos por el Perú unieron fuerzas con Perú Libre y otras organizaciones para conseguir la victoria electoral.
Mantener esa unidad contra el fascismo después del evento electoral es un reto. La presión que el sistema establecido pondrá sobre las fuerzas progresistas, complicará las condiciones objetivas para avanzar en los programas sociales y la transformación económica.
La conexión de las propuestas de Castillo y Mendoza lucen claves en este proceso. “Muchos dicen Castillo es nuestro presidente, pero Mendoza es nuestra líder porque muchísima gente votó por Castillo por el respaldo de Verónika“.
“Mendoza le da la solidez intelectual y teórica a la propuesta de Castillo”, afirma César Robles.
La izquierda política reunida en los partidos y la llamada izquierda social que se agrupa en los gremios, y movimientos sociales debe articularse. “El desafío consiste en avanzar en unidades programáticas mínimas” indica Robles.
Movilización popular
Desde el anuncio de la victoria de Pedro Castillo, las fuerzas de izquierda se han movilizado pacíficamente en defensa de la democracia.
Verónika Mendoza, ex candidata presidencial convocó a mediados de junio una gran movilización nacional para exigir a la Junta Nacional Electoral (JNE), la proclamación de Castillo como Presidente del Perú.
Estas movilizaciones son una muestra del apoyo popular a Castillo y de la capacidad de convocatoria de las fuerzas de izquierda. Sin embargo, no son suficientes para consolidar su victoria.
César Robles opina que si bien “las movilizaciones pueden incidir, creo que lo que va a determinar la capacidad de gobierno de Castillo es la posibilidad de tejer alianzas un poquito más amplias y comprometer otros sectores para palear esta intentona golpista”.
La constituyente
Romper con las profundas desigualdades es una de las metas principales. Un nuevo pacto social asoma la ruptura también con el sistema económico dominante.
Aún cuando Castillo reconoce la propiedad privada y promueve alianzas con los grandes sectores económicos. No podrá eludir los complicados debates que confrontan al modelo neoliberal.
“El eje central es el capítulo económico, las grandes exoneraciones que se le dan a las empresas trasnacionales, los grandes contratos de estabilidad tributaria que le exoneran de impuesto a la renta”, acota Cesar Robles.
Hay otro asunto central, que tiene que ver con los impuestos sobre las ganancias que perciben las grandes empresas.
Explica el periodista Robles que “el precio del cobre se ha disparado pero las empresas del cobre siguen utilizando el mismo margen de inversión. Sus utilidades en proporción se han elevado considerablemente sin embargo, lo que pagan como tributo al Estado es lo mismo”.