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El juicio al preso político Pablo Romero, prueba de fuego para la justicia ecuatoriana

Pablo Romero es un preso político de Ecuador, en la cárcel tras un proceso en el que no se presentaron pruebas en su contra.

Pablo Romero. Acusado de ser autor del delito de plagio contra Fernando Balda, un desclasado que fue retenido por 40 minutos en Bogotá, el 12 de agosto de 2012, por malvivientes colombianos. La acusación fue forjada en Ecuador en febrero del 2018, dentro de un estructurado plan de lawfare orquestado para enjuiciar y encarcelar al expresidente Rafael Correa.

El caso contra Pablo Romero ha sido utilizado para evidenciar una supuesta e inexistente orden presidencial, sin embargo Romero se había alejado no solo del Gobierno sino de la política también desde marzo de 2014. Migró a España en mayo de 2017 cuando se instauró en Ecuador el “Gobierno de la traición“.

Todos los posibles atropellos al procedimiento legal fueron inaugurados en el proceso contra Romero, iniciando por la acusación, la que a fuerza de mentiras, engaños e invenciones, mató la verdad e instauró como verdaderas las mentiras que habían decidido en la construcción del juicio de la infamia, solo por odio a Rafael Correa, -Romero fue un “daño colateral”-.

En el mes de junio de 2018, Santiago Cuesta -a esa fecha consejero del traidor Moreno- ofreció “arreglar” una sentencia de 3 meses en contra de Romero, de la cual no debería cumplir ni un solo día, a cambio de confirmar las falsas declaraciones de dos agentes de policía que se habían acogido a la “cooperación eficaz” para reducir el tiempo de sus sentencias, y así acusar directamente a Rafael Correa, con el fin de armar el proceso y posterior sentencia en contra del expresidente.

Como Romero se opuso al despropósito infame de asumir, confirmar y acusar el cometimiento de ese delito a Rafael Correa, hoy en día permanece en prisión, por una burda y espuria sentencia que no resiste el mínimo análisis jurídico y procesal, pues a todas luces lo único que aparece son una serie de incongruencias temporales, ilegalidades y atropellos procesales, que desembocan en una torcida sentencia dictada como represalia por no haberse prestado a declarar en contra/acusar a Rafael Correa del cometimiento de un delito inexistente.

La Retención de Balda en Bogotá, por parte de delincuentes colombianos, fue objeto de un proceso judicial en dicho país, donde se determinó que no existió ningún vínculo de autoridades ecuatorianas en el delito cometido en contra del ecuatoriano Balda, y en ese proceso se condenó a los colombianos que participaron en el hecho, hoy en día ya están en libertad.

Aún así y aprovechando la coyuntura política de los años en que gobernó el traidor Moreno, Balda que ya se creyó “presidenciable”, saltó a la palestra pública con el apoyo de la prensa que publicaba cualquier cosa que fuera contra Correa, y así logran posicionar el llamado “Caso Balda”.

Esta es la manera en la que se fabrica un proceso en contra de Romero y se logra una sentencia en su contra por haberse negado a perjurar imputando la comisión de un delito inexistente en contra del expresidente Correa.

Se espera la reparación urgente, y la inmediata libertad de Pablo Romero quien dentro del proceso, con pruebas documentales y testimoniales y perfectamente establecidas en tiempo y lugar, ha demostrado ser víctima de un orquestado plan que juzga un delito inexistente y propone la venganza y la represalia en lugar de una legítima sentencia.

El juicio contra Pablo Romero es un fraude.

 

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