Tres claves que explican la derrota de Guaidó frente a Maduro
Juan Guaidó ha aceptado el diálogo con el gobierno de Nicolás Maduro por una paulatina pérdida de apoyo social y extranjero.
Venezuela. Menudo Tema. Hemos quedado en que es una dictadura horrible en la que todos los problemas son culpa de Maduro, que debe ser el peor presidente de la historia, y estar rodeado por incapaces.
Sí, eso es. Si hay pobreza no es porque Estados Unidos haya atacado con sus sanciones el petróleo venezolano, principal fuente de ingresos del país, que no haya medicinas no tiene nada que ver con que las sanciones impidan a Venezuela a usar sus fondos destinados a comprarlas en Euroclear, que la devaluación de la moneda del país sea una constante no tiene relación con el impulso al dólar paralelo y la especulación de valores desde EEUU, que Colombia retenga buques con alimentos comprados tampoco. Y así todo.
Evidentemente no hay diálogo con la oposición, porque las dictaduras, como las de Franco, Pinochet, Batista, no reconocían a la oposición, solo la reprimían y asesinaban sus líderes, debe ser por eso que el diálogo en México, apoyado por Noruega entre el gobierno de Maduro y los principales líderes de la oposición, debe ser un espejismo producido por el comunismo internacional que ha llevado al poder a Pedro Castillo.
Vale, ¡basta de sarcasmo! El próximo 21 de noviembre se van a celebrar en Venezuela elecciones regionales, “megaelecciones” las llaman por allí. El partido de gobierno, Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ha celebrado sus primarias abiertas, un fracaso según los medios de comunicación conservadores, que sostienen que la participación de 3,5 millones de personas en ellas es poco para un país de 28 millones de habitantes (un 12,5% del país), casi el 20% si consideramos ciertos los datos de emigración que esos mismos medios publican para acrecentar la crisis inducida que padece Venezuela.
Esa participación, en proporción, son los votantes que apoyaron al PSOE en las elecciones de 2019, teniendo España 20 millones de habitantes más que Venezuela. Pero no nos perdamos en detalles.
Megaelecciones 2021
De cara a esas elecciones, habrá un diálogo entre la oposición de Venezuela, está vez con toda la oposición, incluido Juan Guaidó, y los partidos de Capriles y el de Leopoldo López, entre otros.
Y este tiene un significado político muy importante, la certificación de la muerte política de Juan Guaidó. Desde el año 2019, el autoproclamado presidente había rechazado todos los llamados a diálogo del gobierno de Nicolás Maduro, porque la correlación de fuerzas mediáticas era favorable a sus intereses, y conservaba su poder en la Asamblea Nacional de Venezuela.
Influencia política
Pero sus propios compañeros opositores, cansados de que Guaidó no consiguiera tumbar a Nicolás Maduro, dejaron de acompañarlo en su estrategia golpista, y regresaron al cauce democrático, echándole de la presidencia de la Asamblea Nacional por el camino. Al exdiputado le costó un poco más entender su situación, muchas manifestaciones marginales después, en las que había más prensa y funcionarios de las embajadas de EEUU y Colombia que manifestantes venezolanos tampoco fueron suficientes.
El cansancio de los aliados de EEUU ha obligado a la nación del norte a repensar su estrategia, ahora el tiempo corre a favor de Nicolás Maduro, que ha demostrado que pese a todo, el pueblo de Venezuela no tiene razones suficientes para levantarse contra él, y no será porque los medios de comunicación no se las hayan mostrado, sin embargo, una gran parte de los y las ciudadanas culpan a EEUU y no a Maduro de la situación actual, y Guaidó es identificado como un pelele del gobierno de turno estadounidense.
Diálogo
También ha ayudado que Guaidó cometió actos de corrupción en cuanto EEUU le puso dinero en las manos, primero con el robo de la empresa estatal Citgo, y después con el concierto Live Aid.
Como ahora sería enterrado todavía más -políticamente hablando- tras las elecciones regionales, -en la actualidad es irrelevante en Venezuela, sin poder de convocatoria social-, antes de perder toda su influencia quiere liderar un diálogo para expresar en los medios que ha sido él quién lo ha impulsado, y vender el más que posible acuerdo como su victoria ante el chavismo. Para perpetuar su carrera política.
Sin embargo, haber entrado en el diálogo es haber reconocido de facto al gobierno de Maduro como legítimo y legal; y salir con un acuerdo implica participar en las elecciones, por lo que deberán ser reconocidas por la comunidad internacional, única justificación que sostiene las sanciones.
El fin de esas políticas de asfixia económica generarán una primera y rápida recuperación de la economía, que se identificaría con Nicolás Maduro en esos dos primeros años, justo el tiempo que queda para las elecciones presidenciales.
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