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Las 5 cuestiones que no se comentan sobre Venezuela

Venezuela es una nación que recibe una increíble atención mediática. Sin embargo hay ciertos temas de los que no se suele hablar.

Sobre Venezuela se publica mucha información, hay secciones especiales en medios internacionales dedicadas sólo a ese país, largos reportajes, videos en YouTube con múltiples visitas y con publicidad pagada de amplio alcance. A pesar de ello, hay cosas que no se comentan en esos contenidos sobre el país caribeño.

Las verdaderas razones de la crisis en Venezuela, sucedida por una importante migración y calificada como crisis humanitaria, la fuerza del surgimiento de un estado comunal, la lucha contra el narcotráfico, los aciertos en el manejo la pandemia y la vigencia de la diplomacia de los pueblos, son algunas de ellas.

Si duda alguna, la vida cotidiana en Venezuela es complicada, en medio de un bloqueo que la ha privado de niveles mínimos de movilidad por la escasez de combustible y la hiperinflación inducida.

Bloqueo

La llamada Ley de Defensa de los Derechos Humanos y Sociedad Civil de 2014, es el antecedente y la base jurídica aprobada por EEUU para promover un conjunto de sanciones a individuos que forman parte del gobierno venezolano. Esa Ley comenzó oficialmente una escalada que pasó por la declaratoria de Venezuela como “una amenaza inusual y extraordinaria” para la nación del norte.

Aquella ley y la orden ejecutiva que se renueva cada año con nuevas prohibiciones, ha traído como consecuencia la paralización parcial o total de compras de insumos mecánicos, tecnológicos, químicos, médicos, y alimenticios destinados a sostener las condiciones de vida de los venezolanos.

El gobierno presidido por Nicolás Maduro no puede directamente comprar casi absolutamente nada. Ha tenido que ser a través de triangulaciones y compras internacionales intermediadas a entes privados, o directamente a países aliados no alineados a los EEUU, que se puede proveer de forma regular lo necesario para vivir.

Desde 2015 se profundizó la crisis de los servicios públicos al punto que en marzo de 2019, Venezuela sufrió un colapso eléctrico que mantuvo a la población entera sin electricidad por 72 horas.

Aún cuando la opinión pública internacional imputó esta falla a la negligencia del gobierno de Nicolás Maduro, lo cierto es que incluso antes del inicio formal de las sanciones ya varios repuestos e insumos no podían ser adquiridos adecuadamente.

Una situación similar sucedió con la industria petrolera, en la que existía participación de las grandes empresas trasnacionales como Halliburton, Schlumberger y Chevron, las cuales fueron paulatinamente retirándose dejando a la deriva varios servicios conexos a la actividad extractiva y de refinación.

En el mismo caso de la actividad petrolera, que es la principal fuente de ingresos de Venezuela, las prohibiciones de EEUU derivaron en la imposibilidad total de realizar operaciones comerciales de venta. PDVSA, estatal petrolera de Venezuela no percibió ingresos durante 2019 y 2020.

Cuando Donald Trump decidió, antes de terminar su mandato incluir el diesel en el listado de las sanciones a Venezuela, este país quedó privado de intercambiar petróleo por diesel. Joe Biden mantiene esas sanciones.

El diesel es un combustible que mueve la comida, las medicinas, y hasta el agua potable por todo el país suramericano, su escasez no es un simple inconveniente, ya que su consecuencia es el deterioro sostenido de las condiciones básicas de la vida de la mayoría social venezolana.

Medios de comunicación

Contrario a la afirmación repetida mil veces de que en Venezuela quedan pocos medios “independientes”, lo cierto es que 14 años después de la no renovación de Radio Caracas Televisión (pasó a emitir por cable privado), bastión de la derecha venezolana, todavía el mayor alcance mediático lo tiene el sector político de oposición.

Ahora bajo la forma del periodismo web, y anclado en las consecuencias cotidianas del bloqueo, los medios como Caraota Digital, El Pitazo, La Patilla, y Efecto Cocuyo son nuevos altavoces del deterioro de la vida del venezolano que se enlaza repetidamente a la gestión de Nicolás Maduro.

Es un complejo aparato de propaganda que incluye sites de humor, influencers en YouTube, Tik Tok, radio web, Twitter e Instagram, todos dirigidos a reforzar la matriz de una incompetencia absoluta de gobierno, de la ignorancia de su presidente, y empujando la migración para luego sacar provecho del desarraigo a través de la nostalgia.

Todo esto va paralelamente con las fake news y las agendas de desprestigio desde los medios de mayor trayectoria como el caso de “El Nacional”, que señaló a Diosdado Cabello como narcotraficante, y hoy debe pagar indemnización por emitir una afirmación sin asidero.

En Venezuela, el sistema de medios públicos apenas tiene 22 medios conformados de radio, TV e impresos, tanto de carácter nacional como local, agrupados en el Sistema Bolivariano de Comunicación e Información.

Democracia participativa

Aún cuando la llamada explosión del poder comunal parece haberse disipado en el contexto del bloqueo, experiencias como las de las comunas en diversos estados como Anzoátegui mantienen vigente el horizonte de la democracia participativa.

Con 3270 comunas activadas que incluyen la participación del liderazgo social de base y 970 ciudades comunales en construcción y 258 ciudades comunales propuestas, a ello se le suman casi 50 mil consejos comunales que, en medio de las dificultades, son la pieza fundamental para priorizar los esfuerzos del gobierno.

En ese escenario se crearon los Comités Locales para Abastecimiento y Producción (CLAP), que es una estructura en la cual participan líderes de cada calle y cuadra de Venezuela en la organización de la distribución de alimentos y medicinas. De esas estructuras surgen nuevos liderazgos y también participan actores que conforman el poder comunal.

La experiencia de Barcelona, Estado Anzoátegui, donde las comunas han creado organismos propios para atender asuntos de seguridad, de servicios públicos básicos, y han logrado la suficiente autonomía como para reunir el apoyo de entes públicos y privados, sirve actualmente de base para una nueva etapa en el desarrollo de las comunas.

El periodista Orlando Romero Harrington, afirma que en plena situación de guerra económica y de agresión diplomática y comercial, Venezuela está construyendo un nuevo modelo de estructura social que es muy particular y tiene características muy propias que lo alejan de cualquier modelo conocido.

COVID-19

En América Latina son Brasil, Colombia y Argentina quienes encabezan el listado de países con mayor número de contagiados y fallecidos por la COVID-19. Esto no solo está relacionado con las diferencias en densidad poblacional, también indican el contraste entre modelos económicos y de gestión.

En el caso de Venezuela, la adopción de medidas de confinamiento oportunas, y la atención tanto de los protocolos de la OMS como de las recomendaciones de equipos científicos internacionales, ha dado como resultado que la tasa de mortalidad sea de 68 personas por millón de habitantes, en contraste con los más de mil fallecidos por millón que tiene su vecino país Colombia.

Actualmente, regiones fronterizas como el Zulia, han adoptado la medicación antiviral con Ivermectina bajando el número de casos registrados activos de 2000 a 500. Por otra parte, Venezuela ha adquirido a pesar del bloqueo más de 3 millones de vacunas sin contar las que acaba de pagar por el mecanismo COVAX de la ONU.

Sin embargo el drama del sistema de salud venezolano es innegable. Pese a ello poco a poco la deuda social en esta materia se ha ido saldando con el apoyo de países como Cuba, Rusia y China. Con esas relaciones internacionales Venezuela ha ido enfrentando la pandemia con la menor cantidad de muertes posible, ubicándose en el puesto 15 en la lista de contagios y muertes por COVID-19 en América Latina.

Diplomacia

A pesar del difícil momento económico que atraviesa Venezuela, este país no ha abandonado su vocación solidaria y cooperativa. Se siguen estrechando vínculos no solo con los gobiernos aliados, sino también con el pueblo que sufre las consecuencias del neoliberalismo y la desigualdad.

Ejemplo de ello ha sido la ayuda que en tiempos de pandemia recibió la población de Manaus, Brasil, azotada por la propagación de la cepas P1 Y P2, variantes de alta letalidad del COVID-19.

En enero de 2021, Venezuela hizo llegar 120 mil litros de oxígeno, y envió un equipo de 120 médicos para ayudar a enfrentar al pueblo de Manaus a superar la emergencia por el brote de coronavirus que ese momento registraba cifras hasta de 100 fallecidos por día.