La concentración de riqueza de Elon Musk: mayor que la de 148 países

Elon Musk es un filántropo, da trabajo a miles de personas, vive en una casa de 35 metros cuadrados como alguien de clase media. Ya lo sé. Pero también se desplaza en un jet privado, que contamina más que una autopista llena de SEAT 600, dedica a la filantropía lo justo para limpiar su imagen, fabrica coches al ritmo del mercado -lo que atenta contra la naturaleza, cuyos recursos son finitos frente a la lógica empresarial de Musk, que fabrica para un consumo infinito-.

Nacido en una familia de clase alta, tuvo siempre los recursos económicos necesarios para dedicar su tiempo a aprender, formarse y aventurarse en negocios arriesgados e interesantes, que finalmente le han reportado una fortuna colosalmente inmensa. Y aquí está el problema principal, la concentración de poder económico. El motivo es sencillo, los emisores de moneda tienen límites, ya que no pueden imprimir dinero sin parar.

Por lo tanto hay una determinada cantidad económica. Si una sola persona concentra mucha cantidad, habrá sectores sociales que tengan menos de lo necesario para llevar una vida digna, es decir, pobreza. Para medir esto existe el Coeficiente Gini, que tiene en cuenta los ingresos de una sociedad para determinar el grado de justicia salarial de la misma. 1 es desigualdad absoluta -una sola persona tiene toda la riqueza- y 0 es la igualdad absoluta -todos y todas tienen los mismos recursos económicos-.

Estados Unidos (EEUU), donde vive y tributa Elon Musk obtiene malos resultados en esta medición. Aparece en el puesto 108 junto con países como Turquía, República Democrática del Congo, Angola e Israel con una puntuación de 0,418, muy lejos de los primeros de la lista Islandia, Eslovaquia, Eslovenia y Noruega (en torno al 0,246). 40 millones de pobres viven en EEUU, según informaciones de la BBC.

Elon Musk tiene una fortuna de 187.000 millones de dólares, que para poner en contexto es superior el PIB de Nueva Zelanda, Grecia, Ucrania o Hungría. Mayor que los de Honduras, Bolivia, Uruguay y Bulgaria juntos. Su filantropía ecológica es tan exigua que no hace descender su fortuna, que crece exponencialmente cada año. Unos movimientos de imagen muy seguidos y difundidos por los medios de comunicación.

Sin embargo, esa cantidad de dinero, además de producir pobreza a causa de la concentración económica registrada por el Coeficiente Gini -no es solo Elon Musk, sino el sistema norteamericano que permite con sus leyes la existencia de fortunas colosales-, excede incluso una vida de lujos para la persona que la posee y varias generaciones de descendientes.

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