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Las tareas de Unidas Podemos para recomponer su espacio político

Reorganización interna, consolidación de liderazgos y movilización, las tareas de una UP marcada por el empuje de Errejón, y la ausencia de unidad entre los diferentes espacios progresistas del Estado español.

Tras los resultados del 4-M, se ha iniciado dentro de Unidas Podemos un intenso proceso de revisión y rectificación política en virtud de su futuro como coalición electoral. Necesidad que se ve acentuada a raíz de la salida de Pablo Iglesias, momento de aparente debilidad que busca ser capitalizada por sus adversarios políticos conservadores, en especial, el partido encabezado por Íñigo Errejón.

La necesidad de iniciar un nuevo ciclo para el partido morado puede influir en las alianzas que ha venido manteniendo hasta los momentos. De esta forma, se avizora un viraje estratégico con nuevas coaliciones políticas, pero siempre manteniendo la consistencia ideológica que lo define como organización política.

Los cambios anteriormente referidos afectarán el relacionamiento con agrupaciones políticas como Mas País, con quien se ha manifestado abiertamente una intención de acercamiento, pero procurando disipar la influencia de Errejón en una eventual alianza.

Diversos analistas estiman que Unidas Podemos ha entrado a una etapa de reorganización donde la nueva correlación de fuerzas definirá su futuro. Los conflictos internos derivados de la relación Iglesias-Errejón conllevó a la erosión de la cohesión partidista. Sin embargo, esta nueva etapa puede significar una oportunidad para posicionar la militancia en el centro de la dinámica en la tolda morada.

Dicho lo cual, se hace menester presidir de los problemas internos y centrarse en la movilización popular, tan limitada durante el contexto pandémico, pero necesaria para motivar al ciudadano que quiere ver materializado en acciones su poder para transformar las viejas estructuras del actual Estado español.

Si bien existen en Unidas Podemos indicios de una reformulación de su praxis política a una más pragmática, no es menos cierta la determinación de buena parte de sus miembros en recuperar espacios populares mediante un mayor contacto con la ciudadanía. Los más reciente sondeos estadísticos dan fe de la desmotivación como subproducto de haber caído en una dinámica eminentemente institucional.

El ejercicio del poder de los partidos políticos debe mantener la relación armónica de dos ámbitos fundamentales. En primer lugar, la esfera institucional. El fin de toda organización política es la obtención del poder para la ejecución de su visión política en función del contexto histórico por el cual transite. Una vez obtenido dicho poder, corresponde la distribución efectiva del mismo para el cabal cumplimiento de su programa político.

Una vez se llega al mando estatal, debe mantenerse el espíritu motivacional de la militancia. Para ello es necesario la interacción permanente con aquella audiencia que, mediante su voto, manifestaron su confianza en el proyecto político.

Para Unidas Podemos llegó el momento de tomar nuevamente las calles, en favor del contacto con la ciudadanía, ahora transversalizando dicho cometido con una “ampliación” de su margen de coalición, siendo esta última la propuesta inicial de Yolanda Díaz.

Dada su afiliación al Partido Comunista de España (PCE), para determinados sectores de la formación morada sigue siendo un factor de seguridad para los herederos de Iglesias, al mismo tiempo que representa una garantía de que no habrá virajes de UP hacia el capitalismo verde de los de Errejón.

El modelo político de Unidas Podemos se encuentra más focalizado a los asuntos de índole social y la lucha contra el neoliberalismo, mucha más sistematizada que su emergente contraparte, Mas País.

Sin embargo, no es descartable una alianza entre ambos, siempre y cuando se cumplan determinadas condiciones, las cuales están ceñidas a dos nombres fundamentales, Errejón e iglesias.

Si en Unidas Podemos Pablo Iglesias dio un paso al costado, lo propio debe hacerlo Errejón en Mas País para posibilitar un acercamiento estratégico entre ambas organizaciones políticas. Al menos, sobre este fundamento se encamina Yolanda Díaz.

Es menester un cambio sustancial en UP mediante la recuperación de las dinámicas de movilización social. Hace falta renovar el espacio de la izquierda alternativa, sobre todo en un partido que es consciente de que sin cambios será más difícil mantener encendida la llama del electorado.

En el marco de los ajustes que debe experimentar Unidas Podemos en cuanto a la movilización de su militancia, también cabe destacar la necesidad de reafirmar las alianzas con las izquierdas regionales históricamente consolidadas, y actuar mancomunadamente en función de objetivos políticos conducentes a la conformación de la República como forma de gobierno más cónsono con la democracia y el desmontaje del viejo régimen político impuesto.

Este acercamiento con las izquierdas regionales debe determinar los parámetros fundamentales para el reconocimiento de la igualdad entre todas las nacionalidades que hacen vida en España, gestando un proyecto político comparable a la conformación de una República Plurinacional.

Así pues, la agenda programática de Unidas Podemos en esta nueva etapa se resume en lo siguiente: Reorganización interna y consolidación de los liderazgos del partido; recuperación de la movilización popular para reavivar la llama motivacional de la ciudadanía que pide cambios en las desfasadas estructuras del Estado.

Por último, pero no menos importante, aglutinar a toda la izquierda antineoliberal establecida en las diferentes regiones de España en procura de una agenda común encaminada a la recuperación de la lucha por la República.

El último proceso eleccionario ha dejado profundas reflexiones, pero también importantes aprendizajes, representando una oportunidad de establecer las bases fundacionales para una auténtica revisión, rectificación y reimpulso político de Unidas Podemos.